27 ago 2010

Paraíso ecológico en medio lago



Por: Roberto Fonseca, el lunes, 02 de agosto de 2010
En el grandioso Lago Cocibolca o de Nicaragua, donde se levantan 
alrededor de 355 islotes de origen volcánico, la empresa Cayuga Sustainable Hospitality ha puesto en operación su más reciente paraíso ecológico, 
el Jicaro Island Ecolodge.

Paraíso ecológico en medio lago
Restaurante con vista al lago. 

Diez minutos después de zarpar del puerto de Asese, en Granada, y 
de navegar sobre las tranquilas aguas del Lago Cocibolca (Lago de Nicaragua), 
se llega a Jicaro Island Ecolodge, una isla privada de 6.000 m2
sinónimo de sostenibilidad, paz, luna de miel, relax o turismo de aventura.
Apenas la lancha se acerca al muelle, el propio gerente general de 
Jicaro Island, Howard Coulson, sale a recibir a los visitantes y a darles 
la bienvenida. Muy cerca de él, el jefe de los meseros también da 
la bienvenida y ofrece una bebida refrescante, totalmente natural.

También brinda una toallita de cara, húmeda, para refrescar. Desde 
ese momento, existe la certeza de que se ha llegado a un paraíso 
privado y, con seguridad, no se querrá hacer el check out.

Jicaro Island Ecolodge está ubicada en las Isletas de Granada, un 
archipiélago de 355 islotes de origen volcánico. Oficialmente 
abrió sus puertas al público el 9 de enero del 2010, con un open 
partyofrecido a tour operadores locales, mayoristas internacionales, 
funcionarios de gobierno, medios de comunicación y otros.

La revista especializada Condé Nast Traveler la ubicó en la 
Hot List 2010, de los nuevos mejores hoteles en el mundo. De América 
Latina hubo 15 mencionados.

“Estar en esa lista en tan corto tiempo es un logro porque es una 
revista prestigiosa, como un sello de calidad, que brinda confianza 
al consumidor bien informado”, comentó Hans Pfister, director de 
comunicaciones de Cayuga.

El hotel paradisíaco está bajo la administración de la prestigiosa 
firma Cayuga, con sede en Costa Rica, que conduce bajo el concepto 
de co-business cinco hoteles ecológicos, con altos niveles de 
calidad y de sostenibilidad, entre ellos el laureado Lapa Ríos Ecolodge, 
en la Península de Osa, en el Pacífico sur costarricense.

“Cada hotel tiene un dueño distinto y una historia particular. Son 
establecimientos pequeños, de entre cinco a 38 habitaciones, 
cabañas o casitas. Todos tienen en común que gozan de un nivel 
alto de servicios, con un enfoque muy fuerte en la sostenibilidad, 
esa es nuestra diferencia, nuestro sello”, añadió Pfister.
Paraíso privado


En la isla privada en ese momento solo hay una pareja de estadounidenses, 
disfrutando de su luna de miel. Ambos son escritores. Minutos antes, en 
otra lancha, zarpó una segunda pareja que llegó por un día y se quedó tres 
noches. Es casi imposible resistirse al embrujo de Jicaro Island, por 
sus propios encantos y el servicio de primera.

A las parejas en luna de miel, Howard Coulson les ofrece una cena privada, 
romántica, en un deckflotante que reposa sobre las aguas del Lago Cocibolca. 
En esa estructura de madera los empleados colocan candelas alrededor, 
mesa para dos, champagne y trasladan a la pareja en un pequeño bote de 
madera, el chef personalmente les sirve y los deja disfrutar. Un sueño.

También se organizan en el mismo deck clases de yoga y ejercicios de 
meditación, con instructores certificados y residentes en Granada, la 
ciudad colonial, con citas previas. O bien, actividades recreativas.

Además, el establecimiento cuenta con un mirador, al que se accede por 
una escalera metálica que concluye en una estructura redonda, de piso de 
madera. Allí hay una vista fantástica, de 360 grados, donde se distingue 
el imponente volcán Mombacho con su reserva natural (1.350 msnm), 
las isletas de Granada y la isla de Ometepe, con su par de volcanes 
(Madera y Concepción). Los planes de Coulson son instalar allí un telescopio
 y un pequeño bar para los amantes del paisajismo.

A ese paisaje, a esa majestuosidad y encanto, sucumbió la propietaria de la isla, 
Karen Emanuel, quien según la página web de Jicaro, llegó a Granada de 
vacaciones en enero del 2007.

Provenía de Londres, donde desarrolla una exitosa empresa desde hace 
casi dos décadas. En un restaurante le llamó la atención un volante que decía
“Se vende isla”.

Pidió a los antiguos propietarios que se la mostraran y se enamoró del lugar. 
Terminó adquiriéndola y poniéndola a la disposición de Cayuga para su 
desarrollo hotelero sostenible, pese a que Nicaragua podría verse como 
un lugar inseguro para invertir en un destino tan exclusivo como Jicaro 
Island Ecolodge.

Sobre esta percepción, Hans Pfister se ríe. “En Cayuga somos pioneros, 
siempre estamos un paso adelante. Tal vez este momento no parece ideal 
para un hotel así, pero vemos en el país un gran potencial, como un 
destino no explorado, por descubrir. Entre nuestros hoteles es el único que 
queda en una isla privada, eso ya le da un elemento distinto. Además, está 
conectado a Granada, una ciudad colonial que ofrece cultura, historia y 
arquitectura”.
Sostenibilidad


Ese sello particular, ese enfoque de Cayuga, por la sostenibilidad, está 
en todas partes de la isla. En cada detalle y en cada área del hotel. Un 
ejemplo, los muebles en la recepción, en el lounge, en el restaurante, en la
 piscina, en las habitaciones o en las áreas de spa, están elaborados 
de maderas derribadas por el huracán Félix en el 2007, que con el 
tiempo fueron recuperadas y procesadas por las comunidades indígenas 
del Atlántico Norte nicaragüense para su propio beneficio.

También están hechos de madera certificada con el sello de Rainforest Alliance,
que garantiza que proviene de bosques cultivados bajo métodos de 
desarrollo sostenible. Son muebles con diseños bellísimos, que combinan 
madera preciosa con cuero, con lona o con pantallas de papel reciclado. Se 
nota el toque del arquitecto Matthew Falkiner, residente en Nicaragua y 
propietario de la empresa Simplemente Madera.

Pero la sostenibilidad se observa además en la piscina, que utiliza un 
sistema de limpieza libre de químicos, a base de sal, o en el agua caliente
 en los dormitorios y en la cocina, a partir de paneles solares y, sobre todo, 
en la prohibición total de utilizar plástico para beber agua. Para el consumo del 
líquido, a cada huésped se le proporciona una botella biodegradable, que va 
llenando durante su estadía.

También está esa vocación verde en el empleo de energía eficiente y 
ahorrativa y en el uso de jabones y artículos de uso personal 
totalmente biodegradables.

Sin embargo, la “joya de la corona” de esta filosofía de sostenibilidad está en
la planta de tratamiento de agua, que opera en la isla bajo estándares 
nacionales e internacionales.

Las aguas residuales se someten a un intenso tratamiento y luego son reutilizadas
para el riego de las plantas. El agua es completamente inodora e incolora y se 
somete cada cierto tiempo a pruebas de laboratorio, con resultados por encima 
de los estándares.

Para Coulson, gerente general de Jicaro, la sostenibilidad también se expresa 
en la preparación de los alimentos. La chef, de origen californiano, desarrolla 
una fusion cuisine, empleando frutas, verduras y otros productos orgánicos 
propios de la cocina nicaragüense e internacional.

Para evitar el derroche o la pérdida de los alimentos, cada mañana se pregunta 
a los huéspedes qué se les antoja cenar y con base en eso, se compra y se 
prepara lo indispensable. “Eso también es sostenibilidad”, dijo el gerente.

El concepto de la cocina también es especial. Es abierta, a la vista del huésped, 
para interactuar con la chef y sus ayudantes. “Es un concepto nuevo, el 
visitante puede interactuar en la preparación de los alimentos, indicar cómo le 
gusta su desayuno, su ensalada o que preparen el pescado. Nuestro interés es 
darle el mejor servicio”.

En el 2010 la prioridad es estabilizar las operaciones del hotel, seguir 
entrenando al personal y continuar divulgando este nuevo destino de Cayuga, a 
través de sus clientes en Estados Unidos y Europa, contó Pfister. Además, 
llamar la atención de la clientela nicaragüense y regional.

A huéspedes provenientes de Costa Rica y Nicaragua, por ejemplo, les ofrecen 
una tarifa especial de US$95 por noche, en casitas privadas de doble ocupación, 
con desayuno incluido, hasta el 15 de agosto. “Para el 2011 tengo expectativas 
muy altas, creo que nos va a ir muy bien”, dijo optimista Pfister.
Un cenote para reflexionar             


Muy cerca del área de restaurantes y del spa, los desarrolladores de 
Cayuga construyeron una réplica de un cenote, un tipo de cavidad que 
se ha encontrado naturalmente en México y Perú y a la cual se le 
atribuyen propiedades mágicas. Por ese motivo, es el logotipo de Jicaro 
Island Ecolodge.

La réplica del cenote es circular, elaborada en piedra y, al centro, gracias a un 
vidrio, se puede observar el nivel natural del Lago Cocibolca.

Al atardecer se encienden velas alrededor y los huéspedes pueden sentarse 
a leer un libro en paz, a reflexionar o meditar. Es un sitio para reencontrarse con 
el yo interior.

A pocos pasos están las instalaciones del spa, donde se realizan masajes, 
con especialistas de Granada. También hay una terraza externa para practicar 
yoga y meditación.

Jicaro Island desarrolla el concepto de llevar prosperidad a sus colaboradores 
locales y comunidades. El personal suma 16 empleados y el 70% proviene de 
Granada. En las isletas vecinas, trabajan con los pescadores artesanos y 
están rehabilitando una escuelita multigrados.






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