Cuando dijo, a principios de la década de los noventa, que quería estudiar diseño sostenible, sus colegas creyeron que estaba loco. Cuando le sugirió a un cliente en Estados Unidos que usaran las aguas negras tratadas en un pueblo aledaño para regar el campo de golf que pretendía construir, se repitieron las miradas de desconfianza.
Que crean que está loco no es suficiente para desanimar al arquitecto colombiano Gonzalo Mosquera. Sabe muy bien que cambiar mentalidades no es una tarea sencilla. Así que por lo general insiste en sus ideas y termina convenciendo a sus contradictores. El empresario norteamericano, por ejemplo, se ahorró tres millones de dólares al aceptar su propuesta. Esta semana, Mosquera visitó la Escuela Colombiana de Ingeniería Julio Garavito, para explicar a estudiantes y expertos cómo construir casas, edificios y barrios verdes.
Mosquera se graduó en la Universidad Javeriana y se especializó en diseño sostenible
¿Por qué se interesó en la bioarquitectura?
Desde que era estudiante en la Javeriana siempre quise trabajar en bioclimatismo. La razón es que quería darle un sentido más racional a la arquitectura y el diseño. Primero hice maestría en diseño sostenible en la Universidad de Arizona y luego otra en planeación urbana.
¿Qué hizo en Emiratos Árabes?
Hace unos años comencé a trabajar con la empresa Urban Green en California. Tuve la gran fortuna de que me invitaran a participar en ese proyecto en los Emiratos Árabes, en Abu Dhabi. Es muy interesante que aunque ellos tienen toda la riqueza del petróleo sí están pensando en sustentabilidad y están transformando su economía. Invierten millones de dólares en esto. Contrataron un equipo internacional para hacer un plan maestro de la ciudad y desarrollar un programa equivalente a Leed (Sistema de Clasificación de Edificios Sostenibles), que en mi opinión es el mejor del mundo.
¿Y en Colombia está desarrollando algún proyecto?
Creé una compañía, Pristis, de consultoría, y me asocié con una firma de Phoenix para hacer proyectos en Latinoamérica. Tenemos un proyecto en Bogotá, en la zona del Teleport, que se llama Tierra Firme. Es un edificio de 29 pisos que albergará un hotel, oficinas y comercio.
¿Que tendrá de especial?
El edificio ahorrará entre 30 y 40% de energía sólo con su biodiseño. Planeamos lograr un ahorro de agua del 40%. Para esto la idea es tomar un 25 y 40% de aguas lluvias para usarlas en sanitarios de oficinas y tratar las aguas grises que salen de duchas y lavamanos para reutilizarlas en sanitarios. Probablemente trataremos 40 a 50% de las aguas residuales del edificio. Tendrá cubiertas verdes en más del 50% de la superficie. Se instalarán sistemas de iluminación supereficientes. Pensamos usar el sistema de fachadas más avanzado que hay para el control de radiación térmica. Son sistemas que permiten el paso de la luz pero detienen el calor.
¿Construir un edificio verde es más costoso?
Un edificio sustentable planeado desde el principio no necesariamente cuesta mas. Quizás inviertes más en unas cosas, pero ahorras en otras.
¿Cómo está Colombia en esta área?
Colombia va muy bien. En dos años en el país se creó el Consejo Colombiano de Construcción Sostenible y se está tratando de crear un sello ambiental colombiano Icontec que en Estados Unidos ni siquiera existe.
¿Ya contamos con la tecnología para edificaciones 100% verdes?
La tecnología ya existe. Es un problema de implementación y de procesos. Hay estructuras institucionales y normas que no dejan hacer sustentabilidad.
¿Y sus proyectos futuros?
Me gustaría construir barrios altamente eficientes. En Abu Dhabi se está construyendo Masdar City, una ciudad que su objetivo es ser cero emisiones. En Colombia es más fácil que hacerlo en otras partes, porque aquí ya existe la cultura de ser eficientes. No hay que cambiarles la mentalidad a 400.000 personas.
¿Pero esa eficiencia no es resultado de nuestra pobreza?
La pobreza tiene sus ventajas. Obviamente la persona más eficiente es la pobre, porque maximiza lo que tiene.
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